NO SOMOS DE MADERA

Cuando llega una persona nueva a los entrenamientos, por lo general, lo primero que me cuenta es la cantidad de cosas que no puede hacer. No puedo correr, no coordino, no tengo fuerza, nunca pude hacer tal o cual cosa.

Convertimos las etiquetas en mandatos, repetimos lo que nos dijeron y nos marcó. Que somos torpes, sin coordinación, débiles, y la lista sigue. Mucho peor aun, en muchos casos, en nuestra historia, tenemos incorporada la educación física y el movimiento como un castigo por nuestra supuesta torpeza, pereza, flojera, pudor.

Todavía hoy resuenan frases como: “Llegaste tarde y por eso tenés que dar tres vueltas a la cancha” o “Como castigo, si no hacen silencio, van a hacer 100 abdominales”

Y así, los rótulos impuestos y el miedo al movimiento –porque lo vivimos como un castigo– o al ridículo –porque no encajamos con un estándar impuesto en el casi nadie saludable y con sentido común encaja­– nos fueron alejando de nuestro cuerpo y nuestra naturaleza.

Todavía hoy resuenan frases como: “Llegaste tarde y por eso tenés que dar tres vueltas a la cancha” o “Como castigo, si no hacen silencio, van a hacer 100 abdominales”

Y así, los rótulos impuestos y el miedo al movimiento –porque lo vivimos como un castigo– o al ridículo –porque no encajamos con un estándar impuesto en el casi nadie saludable y con sentido común encaja­– nos fueron alejando de nuestro cuerpo y nuestra naturaleza.

Cada vez más profes estamos cambiando ese paradigma y trabajamos para ayudar a dejar atrás los cucos. Todas las personas tenemos cuerpos funcionales que se mueven de manera particular, única e irrepetible, con las singularidades con las que vinimos al mundo. Todas podemos realizar cualquier tipo de deporte o actividad física a nuestra manera.

No hay nada que no puedan –podamos, me incluyo– hacer si se respeta el cómo y el quién lo hace y se acompaña su proceso de aprendizaje. Te doy la bienvenida a un mundo en el que el movimiento nos sea propio y placentero, en el que podamos estar a gusto y nos animemos a desafiarnos.

No somos de madera, sacá al Pinocho que hay en vos, agradecele y dejalo ir; contale al oído, mientras lo acompañas a la puerta de salida, que eso de que no podés moverte fue lo que alguien más te decretó y llegó el momento de cortar de baraja y dar de nuevo. El momento de correr, bailar, nadar, entrenar, practicar yoga y tantas otras formas de movimiento que te fueron vedadas y hoy son tuyas, nuestras; desde otro lugar, porque podemos mirarlas con otro prisma.

La nota fue originalmente publicada en: https://puntoseguido.com.ar/invitado/no-somos-de-madera/